Todas las civilizaciones de la antigüedad tuvieron oráculos famosos. Babilonia, Siria, Grecia, Antiguo Egipto, Israel, China.

 

Un oráculo era la respuesta divina de un dios a una consulta de un creyente, por lo general se trataba de averiguar el futuro, si era conveniente emprender un viaje, iniciar una guerra o casarse. Se denominaba oráculo al lugar en el que se consultaba el futuro, un recinto situado en el templo a ciertas deidades. La sacerdotisa, profetisa, pitia, pitonisa, promántida o sibila transmitía la respuesta divina en un lenguaje poético (verso o prosa) muy ambiguo y enrevesado que era necesario interpretar. Predicciones que en algunos casos fueron tan acertadas que causaron gran conmoción social y convertidas en profecías han llegado hasta nuestros días.
Tanto la gente sencilla como los poderosos preguntaban a los dioses sobre su futuro.
Se cree que el primer oráculo estuvo en un árbol.
El rumor de las hojas de un roble era interpretado por una sacerdotisa en el Oráculo de Dodona.

El oráculo de Delfos (Grecia) es el más famoso y conocido en la actualidad porque sobrevivió al derrumbamiento del Impero Romano. Desacreditado por los cristianos, saqueado por los invasores bárbaros y finalmente abandonado, cayó en el olvido hasta que en el siglo XIX se recuperan las ruinas como joya arqueológica.

El racionalismo de nuestra Era no ha impedido que existan actividades derivadas de los antiguos oráculos. No obstante, se echa en falta estudios serios sobre lo aprovechable de éstas creencias milenarias.


Las predicciones, más bien consejos, de la pitonisa eran tanto motivo de asombro como de risa, tal y como describen los cronistas de la época, sutilmente escépticos, que recogemos sucintamente en el interior de esta página. La curiosidad y el interés por saber qué deparará el futuro trasciende a cualquier época histórica, situación social o económica del individuo. En la actualidad conocer el futuro da dinero, en eso se basa la Bolsa. El ser humano se olvida de que el futuro se hace paso a paso, minuto a minuto. Para qué preguntar a otro lo que podemos saber preguntándonos a nosotros mismos. A poco que consigamos estar en silencio y durmamos sin interrupciones los sueños nos cuentan lo que nos ha pasado, lo que nos sucede y lo que puede sucedernos. Todo está dentro de nuestro cerebro, sólo hay que estar atento y saber escuchar.

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