El escritor de teatro escarba en la mierda, aprieta el grano hasta que aflora el mínimo contenido de pus y brota la sangre; de esta forma provoca la risa, el llanto, la indignación, el aborrecimiento o simplemente el divertimento; y sin pretenderlo, en demasiadas ocasiones, un soberano aburrimiento. En las ensoñaciones dramáticas que he colgado - teatro breve en un acto en donde el sueño/alucinación campa por sus respetos convirtiéndose en un elemento recurrente que las enlaza, a pesar de que cada argumento sea independiente - las mujeres son protagonistas inmersas en peripecias vitales comunes y corrientes que adquieren carácter representativo más por lo que el público pueda deducir que por lo que se cuenta. Políticamente incorrectas si el ajo te pica, y si no te pica, peor para ti.
Ante la imposibilidad de decidir cuál de ellas incluir en la página web, y como estoy segura de que jamás se representarán, he colgado las tres.
El teatro es el género literario más canalla y el menos autobiográfico. Todos los personajes y situaciones son inventados.
Ensoñaciones dramáticas:
¡Mucha mierda querida! María España María Rafaela Lagar García
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