Han pasado tres años, ahora el padre ha aumentado la asignación que de 211 € ha pasado a 215 €. El niño se ha convertido en un hombre y está estudiando en la Universidad la carrera de su vocación a costa de un esfuerzo personal increíble que no voy a relatar porque esa historia le pertenece. Puedo decir que lo ha conseguido a pesar del colegio.

De cualquier forma, he preferido quitar el nombre del colegio y dejar el artículo colgado en la página porque creo que lo que me ha ocurrido allí es paradigmático por dos razones, porque el ansia de dinero ha contaminado hasta lo más sagrado; y segundo, porque mis derechos como madre fueron pisoteados una vez más. No importa, yo tenía razón también en lo que ha sucedido después.

Mi hijo ha pasado por encima, de mí, de su padre, y del colegio; se ha puesto las pilas y está haciendo la ingenieria que le gusta.

 

MONÓLOGOS

En los Juzgados de Familia se apoya la escuela religiosa privada en detrimento de la escuela pública

 

Acabo de conocer la sentencia, que no se puede recurrir. En el Juzgado se apuesta duro por la escuela religiosa privada. Si no ¿cómo es posible que se me obligue a pagar parte de la mensualidad del colegio privado de Madrid, donde mi ex marido hizo la prematrícula sin mi consentimiento para que nuestro hijo haga el Bachiller Superior? A pesar de mi denuncia la directora religiosa trincó la reserva; hablé con ella directamente.

El colegio es concertado e imparte Educación Primaria y ESO de forma gratuita; sin embargo, los padres pagamos todos los meses (la donación obligatoria que he denunciado en la Comisión Nacional de la Competencia, otro spanish-fraude por el que este colegio religioso consigue más de 500.000 euros anuales; para éste y otros como éste, casi todos religiosos, no hay crisis económica). El colegio se convierte en privado en el Ciclo de Enseñanza Superior (260 euros mensuales), motivo por el cual y por la baja calidad de la enseñanza que imparte muchos alumnos lo abandonan y pasan a los Institutos de Enseñanza Secundaria de la zona.

Mi ex marido está jubilado y sigue trabajando sin parar, pasa a su hijo una asignación de manutención de 211 euros mensuales; mientras que yo desde que cumplí los 55 años no levanto cabeza, ahora tengo 57 años y estoy en el paro. Ésta es la igualdad de género en España. Pedí al Juzgado la modificación de medidas del divorcio en cuanto a obtener la patria potestad para elegir centro de estudio para mi hijo y poder matricularlo en un instituto público, pero el acto se anuló porque el padre no se presentó y me dijo el fiscal que era mejor celebrar una simple comparencia en donde a mi abogada no se la permitió aportar documentación, al parecer el día que compareció mi marido sí se podía presentar documentación.

En este país que tanto me duele la Justicia no es ésa, es mucho peor. Peor ¡ maldita sea ! Esta vez han perjudicado a mi hijo, a quien su padre impide madurar y responsabilizarse de nuestra realidad y de su futuro estudiando en un magnífico Instituto Público como el Francisco Tomás y Valiente, el más apropiado para pasar después a hacer Ingeniería en la Universidad Pública. A mí me tendrá siempre a su lado, pero dada mi situación económica actual me es imposible pagar los profesores particulares que ha necesitado durante la Primaria y ESO con los que se ha compensado la mala calidad de la enseñanza. Yo estoy segura de que si su padre le hubiera dejado estudiar en el IES Francisco Tomás y Valiente no necesitaría ningún apoyo pero en el Juzgado de Familia se apuesta por la escuela religiosa privada. ¡Qué pena de país! ¡Qué pena de Justicia! ¡Qué pena de Iglesia! ¡Qué .... ......!

2006

Concha R. Canfrán, periodista. Reservados derechos de propiedad intelectual. Contacto: canfran@conajo.es ó conrodricanillas@yahoo.es Tfno +034 616890855