La última camada
de empresarios y financieros ha matado a la
gallina de los huevos de oro |
Prefiero
ser pobre que corrupta, prevaricadora,
especuladora, estafadora, ladrona o
mala persona, que es lo que ahora está de
moda entre las clases altas |
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He tenido que ir a la Seguridad Social
a formalizar lo que yodenomino el carnet de pobre,
de no hacerlo podía perder el derecho a la atención
sanitaria gratuita.
De cómo he llegado a esta situación
después de treinta y tantos años trabajando
y cotizando a la Seguridad Social, de una carrera universitaria
y otros grados académicos de formación
especializada, es una larga historia que tiene mucho
que ver con el machismo y la pretotencia de la profesión
veterinaria, concretamente de los directivos del Consejo
General de Colegios Veterinarios de España,
en donde se despide a las mujeres con más de
cincuenta años. Se repartieron el botín
en el que entra el puesto de periodista. En el libro La
zorra en el gallinero lo cuento en detalle, está presentado
en Editorial Planeta.
Ser catalogada como persona sin recursos,
trepecientas mil veces me lo ha repetido el funcionario
que me atendía, me ha revuelto por dentro. Estos
días estoy muy sensible, creo que me están
afectando negativamente las noticias sobre las conversaciones
a tres bandas: Gobierno, patronal y sindicatos, para
llegar a acuerdos que activen la creación de
puestos de trabajo. El representante de la CEOE, Conferederación
Española de Organización Empresariales,
tratando de pescar en río revuelto, se ha enrocado
en el despido libre (expresado con otras palabras),
minimizando la indemnización e impidiendo el
derecho de los trabajadores a recurrir a los tribunales
cuando el despido es improcedente, así como
estableciendo una rebaja de las cotizaciones sociales
que pagan los empresarios y otras medidas que repercutirían
muy negativamente en el futuro de los trabajadores;
además de dejarnos en la indefensión
más absoluta. Yo ya lo estoy.
Esta crisis económica, en la
que la especulación salvaje y la avaricia de
una casta de empresarios y financieros ha matado a
la gallina de los huevos de oro, está dejando
al descubierto la verdadera cara de las clases pudientes
y dirigentes españolas y la negura de su alma,
si es que les queda algo de ella todavía. La
parte positiva, que la hay, es que, al fin, están
revelando sus verdaderas intenciones, una baza importante
a tener en cuenta a la hora de votar.
Entrar en la bolsa de pobreza -por
diversos motivos no acabo de asumirlo- me ha llenado
los ojos de lágrimas; pero he tenido que tragarme
el orgullo para no perder el derecho a la asistencia
sanitaria. Creo que soy la primera "pobre" de
mi familia, y ni a ellos parece importarles demasiado.
Quizás porque, mal que les pese, todavía
no lo soy en el sentido estricto. Aún queda
algo para comer.
El carnet de pobre que he solicitado
me ha traído a la memoria una anécdota
de la historia familiar por la rama Canfrán.
Otro asunto: abrir un debate social con la reciente
memoria histórica política, o mejor dicho,
remover la pasada Guerra Civil, en vez de dejar que
polemicen los historiadores y especialistas en los
foros académicos, me parece un despropósito
y una insensibilidad propia de dementes, porque cargar
a las jóvenes generaciones con un pesado lastre
sin sentido, ya que nada tienen que ver con los errores
de sus padres, abuelos y tatarabuelos, y menos con
la bestialidad de una guerra entre hermanos, debería
avergonzar a los implicados en lugar de continuar discutiendo
sobre quién tiene más muertos a la espalda.
La memoria y los recuerdos deben servir para avanzar
y dar testimonio de bondad y generosidad con ejemplos
que nos hagan ser mejores personas, en lugar de perpetuar
el rencor. Ahora bien, si de lo que se trata es de
sacar algo de pasta, que reabran las tumbas, la polémica
y lo que sea necesario; tanto los unos y los otros
y que hagan caja. Yo voto en contra de semejante locura.
En relación al asunto del carnet
de pobre tengo una anéctota. Mi abuelo Cesáreo
Canfrán era muy buena persona y a él
acudían las familias del barrio cuando tenían
algún problema difícil de resolver. En
una ocasión se presentó en la casa un
vecino que deseaba bautizar a su hijo y no podía
hacerlo porque carecía del dinero que le pedían
en la iglesia. Mi abuelo fue a hablar con el párroco
y éste aceptó no cobrarle con la condición
de que fuera a primera hora de la mañana. Todavía
no había amanecido cuando se presentaron en
la parroquia los padres con el recién nacido,
familiares, amigos y vecinos. El párroco comenzó la
ceremonia y a cada dos palabras se refería a
la pobreza de la familia, y a que realizaba el bautizo
gratis por caridad cristiana. Que si pobre por aquí,
que si pobre por allá; tan de pobre puso a la
inocente criatura que mi abuelo estalló.
“¡Se acabó! ¡Tanto
pobre, tanto pobre! ¡Este niño es un hijo
de Dios y nace libre con todo un futuro por delante! ¡Póngale
ya el nombre o se lo pongo yo que la Iglesia somos
todos!”
Los parado de larga duración
deberían seguir recibiendo las prestaciones
de la Seguridad Social sin cambiar de carnet porque
es muy humillante. De cualquier forma, como ya se me
ha pasado el berrinche, que hagan lo que les dé la
gana. Yo he pagado por adelantado durante más
de treinta años.
Julio 2009 |